El síndrome del óvulo no fecundado o la hoja caida
Estimadas pupilas:
Existe una época del año en la que los árboles se desprenden de sus hojas, las abejitas liban en las florecitas, los toros persiguen a las vaquitas y…las antoñitas sufren el síndrome de la hoja caída o el óvulo no fecundado.
Si queridas el grito de Tarzán nada tiene que envidiar a la llamada de la especie que tarde o temprano os llega.
Los síntomas de este síndrome son evidentes:
– El pánico desatado que os entra al leer el cíclico artículo sobre infertilidad en el Telva del mes
– Los instintos asesinos, que os atacan al escuchar enésimo, “¿Y tú para cuando”?
– Que os de la impresión de que todas las conejas ( llámese así a vuestras amigas, tintoreras, peluqueras etc con un órgano genital femenino susceptible de recepcionar un espermatozoide y multiplicarlo por mil hasta formar un baby Mocosote) salen de su madrigueras para mostraros cuan fecundas son.
Porque la biología nunca os había interesado pero claro os habéis enterado que los óvulos no son como la parábola de los panes y los peces y de 5 no salen 5000 sinó que desarrollaréis un promedio de 500 y a partir de los 35 se los podrá considerar como óvulos IMSERSO cual jubilados decadentes en Benidorm.
Tendréis otras curiosas conductas como el asesinato implacable de los calzoncillos de vuestro chico que no es cuestión que los espermatozoides crezcan aprisionados por ropa interior estrecha en vez de libres y lozanos para cumplir su función fecundatoria.
En fin queridas, que como dijo alguien, si hoy es Martes y hoy hay triple ración de sexo esto se llama OVULACIÓN.
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