Estimadas pupilas:

Hace tiempo que suspiráis por él, tan mono, cariñoso, con ese pelo tan suave y esa coleta que le queda tan bien. En fin, él es sin lugar a dudas el…Yorkshire de vuestra vida.

Os debatís entre llamarlo Cayetano o Pelayo (habéis prometido preservar el nombre de Álvaro para el futuro heredero de una amiga), los Cuki y los Bobby ya pertenecen a otra generación

Pero claro, no existe la felicidad perfecta y resulta que vuestro novio jura y perjura que el único animal que entrará en vuestra casa será su “pajarito”.Ha llegado el momento de trazar un plan, antoñitas.

Empezaréis a mostrar un entusiasmo desbocado por cuanto bebé veáis. Es fácil, imaginaos que habláis de un bolso:

• ¡Que mono!
• ¡Que piel tan suave!
• ¡Es tan pequeño!

Insistiréis para que vuestro novio os acompañe al cumple del hijo de vuestra amiga, en esa antesala del infierno conocida como Chiquipark. Sobornad al niño en cuestión, a ver si lo tiran por el tobogán o lo ahogan en el mar de bolas. Vosotras, of course, estaréis encantadas ante tal marabunta infantil.

Y por último, os ofreceréis para hacer de canguro en vuestra casa de los niños de todas vuestras compañeras de trabajo.

A estas alturas, os puedo asegurar que él habrá entrado en pánico y se imaginará siendo degollado dentro de 15 años por un descendiente con catana.

Es la hora del golpe de gracia:

“Nene, es que a veces me siento bastante sola. Pasas tanto tiempo trabajando. Creo que necesito compañía”

En este punto de la conversación su cara ya habrá adquirido el tono blanco que antecede al terror, entonces remataréis la jugada

“Creo que me gustaría tener un Yorkshire”

¿Qué es un perrito cuando uno se imagina 12 años seguidos todos los meses en el Chiquipark?

“Claro cariño, me parece muy buena idea. Un perro es justo lo que necesitas”

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